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  • Columna del Dr. Cristian Colther Marino, Académico del Instituto de Economía, Facultad de Cs. Económicas y Administrativas, Universidad Austral de Chile. 

La economía tradicional ha enseñado que el bienestar de la sociedad se alcanza con tres elementos esenciales: la eficiencia en el uso de los recursos, la maximización del bienestar individual y el mercado como mejor mecanismo de asignación de recursos. Estos elementos se logran gracias a las economías de escala que facilitan la disminución de costos y producción de más bienes; a la libre elección que impulsa a las personas a priorizar la satisfacción de sus necesidades, y a una disminución de la presencia del Estado que no interfiera en el funcionamiento del mercado.

Sin embargo, la pandemia ha puesto en jaque a la economía debido a los procesos de cuarentena y distanciamiento social, lo que ha provocado una crisis inédita en estos últimos dos siglos y que está fuera de las explicaciones tradicionales sobre problemas en la oferta y demanda, mal funcionamiento del sistema financiero, conflictos o guerras. Lo nuevo, es el concepto de “lockdown” o cierre de emergencia, que ha imposibilitado que se realicen transacciones en la economía impidiendo -por tanto- que el mercado funcione.

Dado que aún no existen terapias y vacunas, el Covid-19 impone como único medio de mitigación el distanciamiento, obligando a las economías a una nueva forma de funcionamiento, que va en dirección contraria a los elementos esenciales que mencionamos anteriormente.

¿Se puede sacar algo positivo de todo lo que está ocurriendo? Lo primero es darnos cuenta de que el gasto público en salud no es superfluo o innecesario y no se puede dar espacio al lucro y al mercado. Segundo, dimensionar lo importante que es el funcionamiento del sistema educativo para el desarrollo de las actividades económicas, y que éste no puede basarse en la lógica de mercado. Tercero, la importancia del consumo en las familias y el rol de los trabajadores, que finalmente son el motor de la economía. Esto último nos obliga a proteger al consumidor de las prácticas abusivas de las empresas y concientizar sobre la ética y responsabilidad social que como sociedad debemos exigir. Finalmente, debemos asumir que el Estado no puede ser débil para enfrentar las crisis sociales, sino que debe contar con recursos financieros y legales para enfrentar este tipo de eventos, que en el caso de Chile son recurrentes.

¿Cómo será la nueva economía en este escenario? Hay cosas que no podrán seguir ocurriendo, como el disfrute de las economías de escala y la masividad de las actividades, que son sinónimo de aglomeración de personas en las actividades económicas. Por otra parte, terminará la eficiencia económica y los habituales márgenes de ganancia que las empresas disfrutaban, dado los mayores costes que supondrán los nuevos estándares de salubridad y menor densidad de consumidores. Tercero,  el funcionamiento en lógica de mercado de los servicios sociales básicos (educación y salud) y estratégicos (transporte, servicios básicos), dado que deben seguir funcionando a pesar de una crisis económica.

Lo que deberíamos esperar de este nuevo escenario es que se privilegien las actividades económicas a escala humana, que puedan ser monitorizadas con facilidad y que por definición evitan ser masivas en concurrencia de personas. Además, potenciar un desarrollo de los mercados locales para disminuir la dependencia del comercio nacional e internacional centralizado, el cual es vulnerable cuando existen restricciones a la movilidad de carga y pasajeros. También servicios sociales de escala comunitaria, que eviten el gigantismo y la masividad, y permitan una atención personal y cercana, en educación y salud, ambos de difícil sostenimiento privado, dado que no son rentables. Un Estado con recursos y facultades legales que permitan impulsar el bienestar social y proteger los derechos básicos de las personas, privilegiando el bien común y la colaboración por sobre la libertad y el bienestar individual ¿Cómo se logra esto? Es una historia en desarrollo y nadie tiene la receta, pero todos podemos colaborar con los ingredientes.

 

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abril, 2024

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